17 de abril de 2010

VOLVER

"No fue por mi culpa",
contesto cada Martes Santo a tu pregunta anual.
"Támpoco mía fue", me dices siempre.

Llevo casi cuarenta años culpándote,
¿Por qué suspendí aquel examen de lengua?,
sólo tenía diez años y sabías, bien sabías
que sin aprobar no saldría contigo.
Aquel año la tunica colgada quedó
y la papeleta en un cajón guardada.
¡Dios! tenía diez años. . .sólo diez años
y ni siquiera te vi en la calle.

Al año siguiente. . .también la lengua;
también te culpé, tampoco salí.
Luego con la pubertad, creí olvidar.
Pero de nuevo, tres años después
otras notas, otros suspensos
me hicieron volverte a culpar.
La túnica no se bajó siquiera,
esta vez, la papeleta ni se sacó.

Desapareciste de casa, parecías no existir
ni en Semana Santa siquiera.
En vez de nombrarte, hablaban de nuevas devociones
que jamás logré comprender por lejanas a mis ancestros;
que si San Benito y su estilo,
universitarios de negro y con cruces,
que si la clase del Dulce Nombre,
que si esta, que si la otra.
Pero nunca Tú. . .y yo seguía culpándote.

Y esa adolescencia sin acompañarte
trajo la libertad de movimientos;
a las seis empezaba mi Martes
y en el mismo sitio, a las tres terminaba.

Siempre con mis respuestas a tus preguntas,
mis quejas siempre. . .y tu silencio.

Adulto te sigo los Martes viendo,
acompañándote en soledad,
mi hijo, con un beso ante tí me deja,
cuando pasas evita mirarme y pregunta:
"¿Cuando volverás?".
Mi mujer, apretándome la mano se aleja,
sabedora que pérdida no tengo,
cuando pasas, un beso y una pregunta:
"¿Volverás?".

Siempre mis respuestas y tus preguntas.
Sigues viendo al nazarenito con varita
que lloraba por la lluvia del 70,
al niño nazareno que ya olvidé.
Se que ves las promesas incumplidas del adolescente
y los sueños que ya hombre no logré.

Me ves, me sigues viendo y
talvez sea tiempo de olvidar y perdonar,
talvez sea tiempo de volver,
volver a aquel Martes Santo
donde tenía diez años. . .sólo diez años,
cuando ni Tú ni yo tuvimos la culpa.

Porque ¿sabes?, sólo era un niño,
tu niño nazareno de diez años. . .sólo diez años.

Gracias Amigo, volveré. Un beso.

7 comentarios:

sevillana dijo...

Volverás, volverás junto a El y de nuevo serás el niño de diez años que no pudo estar aquel Martes Santo. El no te olvida y aún te está esperando.
Saludos

Canónigo Alberico dijo...

genial, compañero

Calleferia dijo...

Dios te oiga sevillana, Dios te oiga. Un beso.

¡Que alegría verte por aquí Canónigo!. Un abrazo

Carmen dijo...

Es lo que tiene ser el mayor, te llevas todos los "CASTIGOS EJEMPLARES". Que por cierto no sirven para nada, por lo menos no para aprobar y sí para que se mantenga en el recuerdo por mucho tiempo.
El próximo Martes Santo, te veo cogido de la mano de tu bisabuelo Antonio, haciendo el recorrido.
Un beso.

Jose dijo...

Que bonito y magico, gracias por emocionarme con tus palabras.que seria de la semana santa y de sevilla sin los sentimientos.felicidades

costalero gruñón dijo...

uff...me he sentido yo mismo al leer la entrada, querido amigo, y es que mi adolescencia también observó desde el balcón de las lágrimas cómo mis suspensos un poco, y mi tentar la paciencia de mis padres, un mucho, veían salir a mi Virgen sin mí...

Genial la entrada. Un abrazo, desde Granada

Calleferia dijo...

Amigo Jose, bienvenido a esta calle y efectivamente, cómo bien dices, la Semana Santa es sobre todo eso: Sentimientos y recuerdos.
Un abrazo.

Querido Gruñon: ¿sabes lo mejor? que tanto tú como yo podemos contarlo y seguimos fieles a aquellas devociones de infancia y adolescencia.
Un abrazo amigo.

Querida Carmen: Sabes lo que fué para mi mi bisabuelo. Él, junto con mi abuela me enseñó a sentir la Semana Santa. Si Dios quiere, el próximo Martes Santo tumano me dejará en las suyas.
Gracias por el comentario. Un beso grande.