6 de noviembre de 2009

DE CATETOS, HORTERAS Y MENTIROSOS

"Todos los hombres de cualquier nivel social,
ideas religiosas o políticas tendrán aquí cabida"
José Luis Gallegos, primer presidente del Sevilla FC

Esa declaración de principios de 1905 ya no es válida. Y no es válida porque todos los que pensamos que la inclusión de la bandera de España en las camisetas de nuestro equipo es una catetada, una horterada y una mentira, ya no cabemos. Por lo visto, además de cortos de miras somos unos energúmenos (Del Nido dixit). Cómo siempre acontece en las mentes poco democráticas, quién no está conmigo es que está contra mi. Si no quieres la banderita de España en la casaca, es que quieres la republicana o la andaluza. Y por supuesto eres un rojo o un separatista.

Y no querido Del Nido, ni soy un energúmeno ni corto de miras y por supuesto no se me ocurriría llamar al presidente del Barcelona "Juan Lapuerta", entre otras cosas porque no llamo "Federico" a Kanouté ni "Guillermo" a Bill Clinton.

Y no soy cateto para necesitar proclamar mi españolidad con una bandera más grande que mi escudo, ni para ilusoriamente pensar que en el resto de España caeré mejor por llevar la bandera nacional. Ni mi catetismo me lleva a poner una bandera en mi camiseta que ocupa una superficie mayor que la del Real Madrid, Atlético, Málaga, Almeria y Recreativo juntas. Supongo que cuando a mi equipo le gritan en Madrid, Valencia, Zaragoza, etc. "Sevillanos yonquis y gitanos", "Sois la verguenza de España", "Vagos y borrachos", el solo recuerdo de que llevamos la camiseta de España les calmará y nos querrán y amarán fraternalmente. Y por supuesto, mi catetismo no me llevará a criticar al Barcelona por llevar una bandera distinta de la de España (cosa que curiosamente también hacen Málaga, Recreativo, Zaragoza, Valencia, Español, etc.).

Y aunque energúmeno sea, un hortera no soy. El convertir mi camiseta en un buzón de correos no es de buen gusto, ni por supuesto sacar camisetitas rosas o naranjas que nada tienen que ver con mis colores. Implantar banderas de España a lo bestia, sin ton ni son, sin el menor sentido estético, es una horterada. Nadie criticó aquella primera bandera discreta y con gusto de la primera final de la UEFA; después de eso, a cual más hortera. ¡Por Dios! si ni siquiera la selección española viste así.

Y siendo corto de miras cómo soy, no soy un mentiroso. No digo que las camisetas se venden porque todos sabemos que no es así. Las camisetas con la bandera de España se regalan al año siguiente porque a la inmensa mayoría no nos gustan. Por eso no le creo cuando habla de marketing, porque en este tema es en el único que contra viento y marea, contra números y balances se empeña usted en seguir adelante. Sabe que las camisetas son las que menos se venden pero le da igual, el caso es seguir con la bandera.

A mi me enseñaron a querer a un club, a una historia, a una afición y a unos colores. Todo era blanco y rojo . . . sólo blanco y rojo. Ningún sevillista de los del tercer anillo pensó jamás que nuestra casaca llevara algún color distinto del rojo o blanco. Y todos los sevillistas soñamos en pasear por Europa nuestros colores, usted en cambio ha conseguido que en Europa nadie sepa cómo narices viste el Sevilla. No entiende, no le entra en la cabeza que en España pasan de nosotros cuando no se rién o se mofan. El Sevilla querido presidente, no es la calle Barcelona, ni la calle Harinas, ni la calle Madrid, ni la calle Fernández y González de la Sevilla de finales de los 70. No presidente, el Sevilla es mucho más grande porque aunque le duela, porque en el fondo le duele, cada 6 de Enero miles de niños sevillistas se despiertan con una única ilusión . . .
una equipación blanca y roja,
sólo blanca y roja.